sábado, 26 de febrero de 2011

Se fue a buscar la muerte

Es probable que Edwin Montañés Otero haya ido sin quererlo, a buscar la muerte cerca de la carrera 34 con calle 108 del barrio Caldas de Floridablanca. Hasta allá llegó con un arma de fuego. El ímpetu o quizá la adrenalina que fluía por su cuerpo le restaron el sentido común; aquel que impide a muchos aventurarse a realizar empresas de riesgo en las que la vida se tambalea como un equilibrista en la cuerda floja.
Pero los nervios alterados o quizá una conciencia que desvariaba entre el desasosiego y el deseo de saldar alguna cuenta pendiente lo llevaron hasta una tienda donde dos hombres, padre e hijo, pasaban entre charlas el calor del medio día.
"Él fue el que llegó a buscar el problema, pero a los otros ya le habían avisado que estaba armado", dijo una joven que reside en el populoso sector de calles empinadas que parecieran obligar a sus habitantes a realizar una penitencia diaria para llegar hasta sus viviendas.
Entonces se gestó una lucha, no como guerreros medievales sino con armas de fuego; un intercambio de disparos entre las calles 107 y 108. Ya no hubo tiempo para escuchar a la conciencia, ni para buscar el perdido sentido común era defenderse o morir. Y para Edwin o "el chuzo", como le conocían en el Caldas la ruleta le marcó la segunda opción. Cayó en la acera, frente a una casa toda pintada de blanco, que muchos aseguran es un centro de reuniones cristianas. Quedó tirado, sin armadura, sólo con el arma que le dio valor para enfrentarse a sus oponentes.
Una perforación en el costado derecho estampaba de roja sangre la limpieza de su espalda. Otra había roto la bota izquierda del jean desteñido y una más había dado en la cabeza.
El elixir escarlata que daba movimiento a sus existencia empezó a brotar de las heridas y de igual modo, por las fosas nasales. Edwin de 24 años y padre de una pequeña niña, murió, de repente huyéndole a la parca, la misma que había ido a buscar a eso de la 1: 30 de la tarde.
Los otros dos contrincantes quedaron heridos. Al parecer el mayor de 72 años, era un pensionado de la Policía que fue herido en el abdomen y fue trasladado a la clínica Chicamocha. El más joven, de 16, fue llevado al Hospital Universitario de Santander y según versiones de los vecinos estaba herido en una pierna.
A la madre de Edwin le avisaron que uno de sus cinco hijos estaba tirado yaciente en una calle del barrio. Al llegar y encontrarse cara a cara con el perfil de la muerte encarnado en el cuerpo del joven se desmayó , otro tanto sucedió con una hermana de la víctima; las dos no soportaron verlo tirado sobre el andén rodeado de una multitud de curiosos que especulaban sobre la profesión de Edwin, el pasado que lo hostigaba y hasta algunos que se atrevían a aseverar su vinculación con una pandilla del sector.
Pero ahora poco importaban esos comentarios; tal vez nunca le interesaron, de lo contrario ayer cuando el sol marcaba su tope de luz más alto, Edwin Montañés Otero no hubiera ido a buscar la muerte cerca de la carrera 34 con calle 108 del barrio Caldas.


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