sábado, 26 de febrero de 2011

Estas fotografías hacen parte de un viaje a una región llena de colores, texturas; de ese verde que contrasta con un cielo azul celeste... profundo. Un lugar donde aún la tradición tiene más fuerza que lo moderno. Es la tierra de la ruana, de la mazamorra y también de campesinos típicos que bajan de las veredas el día de mercado para asistir a la misa dominical; hombres y mujeres en cuyos rostros se dibuja la inocencia y un espíritu de servicio que se traduce en sonrisas. Es Boyacá; cargada de historia patria, rodeada de montañas tejidas a punta de mocho y azadón. Un lugar para el reencuentro o tan sólo para la contemplación de un paisaje etéreo que algunos lugareños han ambientado con sus pequeñas casas de techos de barro

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